Encontré del blog de Juan Solo esta entrada destacable por la cantidad de personajes de este organismo que se pueden encuadrar al contenido, esto no son musarañas es realidad. Sigo sin pillarlo.
EL VERDADERO BLOG DE JUAN SOLO
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j u e v e s , 2 2 d e n o v i e m b r e d e 2 0 1 2
Juan Solo en 09:26
LACAYOS Y LAMECULOS
Nunca me he tenido por un valiente. Pero tampoco soy un lameculos. Me he topado con muchos lameculos en mi vida y estoy seguro de que vosotros también. Incluso, por pura estadística, más de un lameculos estará leyendo esto pero no se sentirá mal porque casi nunca reconocen que lo son. ¿Os imagináis que alguien os dijera en serio: "hola, me llamo Manuel y soy un gilipollas"? Tampoco es fácil encontrar a nadie que te diga: "hola, soy un lameculos, una persona de la que no te puedes fiar, que se alejará cuando no pueda sacar nada de ti, traicionero, cobarde y miserable; un mierda, en definitiva". Para los demás, es muy fácil reconocer a un lameculos; para justificar sus actos siempre tienen a mano tres de sus frases favoritas: "hay que ser listo" , "lo hace todo el mundo" o la variante "todo el mundo va a lo suyo".
Ser un lameculos es una opción tan válida como cualquier otra pero no nos lo intentes vender como algo noble o digno; eres así y no tienes remordimientos por ello. Muy bien por ti. Son supervivientes, plantas trepadoras que necesitan un buen muro sobre el que apoyarse; peces de media profundidad, que nadan lejos de la oscuridad del fondo o de los peligros de la superficie, reptiles que saben acercarse al sol que más calienta.
Es difícil ver brillar a un lameculos pero nunca faltará un plato de sopa caliente en su mesa porque "hay que ser listo" y "todo el mundo va a lo suyo". No, amiguitos, no; no todo el mundo va a lo suyo. Hay personas que se sacrifican por sus ideales o por aquellos que les rodean; hay seres humanos altruistas, bondadosos y generosos que ayudan cuando no pueden o tienden una mano a aquellos de los que no esperan obtener nada a cambio.
Los poderosos también saben quiénes son los lameculos y les encanta su adulación. Disfrutan bajándose los pantalones y diciendo; mira, chaval, qué nalgas más sonrosadas. Dame un buen lamentón y te haré sentir importante por un rato. Y se lo lamerán. Con gusto. Porque "todo el mundo lo hace" Lo malo de lamer culos es que llega un momento en que todo te sabe a culo y aunque consigas cosas por ti mismo no podrás disfrutarlas porque te seguirán sabiendo a culo. - ¿Te gusta la sopa? - Me sabe a culo. Supongo que si eres un lameculos, te habrás sentido ofendido por este comentario. Bien, no me hagas la pelota; de mí no vas a obtener nada. Búscate un buen par de nalgas a las que adorar y se te pasará el disgusto. Si desprecias a los lameculos tanto como yo, comparte esta reflexión. Aunque no te ilusiones; ni vamos a cambiar el mundo ni su forma de pensar porque, en definitiva, "hay que ser listo".
http://politica.elpais.com/politica/2013/06/04/actualidad/1370365749_000690.html
ResponderEliminarMascabrevas, "dime de que presumes y te diré de que careces".
Encontré del blog de Juan Solo esta entrada destacable por la cantidad de personajes de este organismo que se pueden encuadrar al contenido, esto no son musarañas es realidad. Sigo sin pillarlo.
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Juan Solo en 09:26
LACAYOS Y LAMECULOS
Nunca me he tenido por un valiente. Pero tampoco soy un lameculos. Me he topado con muchos lameculos en mi vida y estoy seguro de que vosotros también. Incluso, por pura estadística, más de un lameculos estará leyendo esto pero no se sentirá mal porque casi nunca reconocen que lo son. ¿Os imagináis que alguien os dijera en serio: "hola, me llamo Manuel y soy un gilipollas"? Tampoco es fácil encontrar a nadie que te diga: "hola, soy un lameculos, una persona de la que no te puedes fiar, que se alejará cuando no pueda sacar nada de ti, traicionero, cobarde y miserable; un mierda, en definitiva". Para los demás, es muy fácil reconocer a un lameculos; para justificar sus actos siempre tienen a mano tres de sus frases favoritas: "hay que ser listo" , "lo hace todo el mundo" o la variante "todo el mundo va a lo suyo".
Ser un lameculos es una opción tan válida como cualquier otra pero no nos lo intentes vender como algo noble o digno; eres así y no tienes remordimientos por ello. Muy bien por ti. Son supervivientes, plantas trepadoras que necesitan un buen muro sobre el que apoyarse; peces de media profundidad, que nadan lejos de la oscuridad del fondo o de los peligros de la superficie, reptiles que saben acercarse al sol que más calienta.
Es difícil ver brillar a un lameculos pero nunca faltará un plato de sopa caliente en su mesa porque "hay que ser listo" y "todo el mundo va a lo suyo". No, amiguitos, no; no todo el mundo va a lo suyo. Hay personas que se sacrifican por sus ideales o por aquellos que les rodean; hay seres humanos altruistas, bondadosos y generosos que ayudan cuando no pueden o tienden una mano a aquellos de los que no esperan obtener nada a cambio.
Los poderosos también saben quiénes son los lameculos y les encanta su adulación. Disfrutan bajándose los pantalones y diciendo; mira, chaval, qué nalgas más sonrosadas. Dame un buen lamentón y te haré sentir importante por un rato. Y se lo lamerán. Con gusto. Porque "todo el mundo lo hace" Lo malo de lamer culos es que llega un momento en que todo te sabe a culo y aunque consigas cosas por ti mismo no podrás disfrutarlas porque te seguirán sabiendo a culo. - ¿Te gusta la sopa? - Me sabe a culo. Supongo que si eres un lameculos, te habrás sentido ofendido por este comentario. Bien, no me hagas la pelota; de mí no vas a obtener nada. Búscate un buen par de nalgas a las que adorar y se te pasará el disgusto. Si desprecias a los lameculos tanto como yo, comparte esta reflexión. Aunque no te ilusiones; ni vamos a cambiar el mundo ni su forma de pensar porque, en definitiva, "hay que ser listo".